Cada uno de los juegos del amor está regulado por las leyes de la física, desde la termodinámica hasta la hidrodinámica, física de fluidos o cuerpos sumergidos. Durante siglos, el proceso de erección constituyó un gran misterio para los médicos y estudiosos de la antigüedad, hace más de 2300 años el célebre filósofo Aristóteles sostuvo que el ‘elemento’ responsable del tal cambio era el aire acumulado dentro del pene.
Al hablar de pene se suelen alabar su longitud y dureza (tenacidad), utilizando para ello dos propiedades físicas propias de los cuerpos rígidos como el hierro o la madera. También aplicamos otras propiedades como resistencia, alargamiento, dilatación o potencia.
Un estudio realizado en la Universidad holandesa de Groningen demostró que durante el coito el pene no penetra en la vagina en posición recta, sino que se curva y toma una forma similar a la de un bumerán. A lo largo de todo el cuerpo del pene, la uretra está rodeada por tejido esponjoso llamado cuerpo esponjoso. Éste se llena con sangre, que proviene de una red de arterias pequeñas, durante la excitación sexual, y es este aumento en el suministro de sangre consigue que el tubo se mantenga vertical gracias a la presión hidrostática del fluido. Todo ello se ha producido por la contracción muscular de las venas que drenan la sangre del pene, que causan y mantienen la erección, al soportar la sangre situada en la parte inferior el peso de la que se encuentra en la parte superior.
Eyaculación: Lanzamiento Parabólico
Los espasmos musculares en la base del pene, debidos a la fuerza del músculo pubococcígeo, son los responsables de la eyaculación, mediante la cual el semen es proyectado al interior de la vagina femenina.
La tercera ley de Newton nos dice que cualquier cuerpo que ejerce una fuerza sobre otro, sufre una fuerza similar por parte de éste en la misma dirección pero con sentido contrario. Los cohetes lanzados al espacio o el lanzamiento de proyectiles usan este mismo principio para su funcionamiento, al sufrir un retroceso cuando son lanzados.
En la Tierra dicho retroceso es prácticamente imperceptible debido a su campo gravitatorio. Sin en el espacio, donde no existe una fuerza gravitatoria, un hombre de 70 Kg que eyacula tres gramos de plasma seminal a una velocidad de 7 Km/h sufriría un retroceso de 0.0003 Km/h. El impulso debido a la eyaculación hace que el hombre se desplace un metro cada tres horas, por lo que en el caso de que no encontrase ninguna oposición sería muy difícil llevar a cabo la cópula en ausencia de gravedad.
Aunque parezca una gracia propia de un grupo de jóvenes, los doctores Ann McPherson y Aidan McFarlaine experimentaron durante más de un año con más de mil varones y comprobaron que la altura media del semen proyectado era de 30 cm, con una velocidad de 7 Km/h, similar a la que alcanza un corredor de footing. El físico británico Len Fisher calculó la potencia de la eyaculación aplicando la segunda ley de Newton y la situó en un newton, fuerza que se aplica a un 1 Kg de masa para generar una aceleración de 1m/s2. La eyaculación produce una masa de 2 a 5 mililitros de plasma seminal, equivalente a una cucharita de té, lo que supone 3 gramos.
Hidrodinámica Seminal
El plasma seminal contiene de doscientos a cuatrocientos millones de espermatozoides, midiendo cada uno una micra o micrómetro (la millonésima parte de un metro). En un principio el espermatozoide surgió como la célula masculina encargada de movilizarse en el agua en busca de los ovocitos libres depositados por las hembras. Por ello, para minimizar el consumo energético en su desplazamiento desarrolló una forma hidrodinámica aplanada con el objetivo de reducir la resistencia opuesta por el flujo vaginal y así aprovechar al máximo la fuerza de inercia o primera ley de Newton.
El número de Reynolds es la magnitud con la que se puede calcular la distancia que recorre el espermatozoide desde que ha sido eyaculado hasta que es frenado a causa del flujo vaginal, siendo por termino medio de 3 micras.
El semen emitido en la eyaculación tiene un aspecto semi-sólido, blanquecino y viscoso, y solamente tras transcurrir entre quince y veinte minutos, alcanzará la licuación total. El hecho de que inicialmente, el semen no sea completamente líquido, tiene un significado fisiológico, y es que el “tapón” del eyaculado que se forma cuando éste se deposita en la vagina, “atrapa” los espermatozoides, e impide el reflujo del semen y la pérdida del mismo. Mientras tanto, un número indeterminado de espermatozoides de avanzadilla, nada hacia las partes altas del tracto reproductivo femenino, camino de las trompas donde, en una de ellas, podrá encontrarse con el óvulo.
Por otra parte, el pH neutro de las secreciones seminales crea un entorno favorable que protege a los espermatozoides del pH ácido de la vagina, perjudicial para la supervivencia de los espermatozoides.
En el sexo se libera energía que se transforma en calor empleando para su estudio la rama de la física llamada termodinámica. La segunda ley de esta disciplina dice que este calor producido se debe a la realización de un trabajo como consecuencia de un aumento de la entropía, es decir, a un mayor desorden.
Referencias: http://www.cienciapopular.com/biologia-y-fosiles/la-fisica-del-amor